La ley francesa, antesala a la legalización de la pedofilia
Hola:
Definitivamente, este mundo va por muy mal camino; vete a saber si tomará, aprovechando el título de una excelente película, camino a perdición. No me refiero a guerras, o conflictos de menor calado. Eso lo ha habido siempre, y el planeta sigue girando. Se trata de la anti natura que nos rodea. Es cosa de mirar a tu alrededor, y observar cómo se doblegan los principios y se oxidan los valores. Y así, poco a poco, se van aceptando como normales hechos que hace años se hubieran considerado aberrantes.
Francia ha aprobado, hace pocos días, una ley sobre los abusos sexuales y los delitos de violación, que para algunos es una encubierta legalización de la pederastia. Según el diario francés Le Figaró, dicha ley no contempla una edad mínima de consentimiento sexual. Para las asociaciones de defensa de la infancia: los adultos que tengan relaciones sexuales con menores no serán procesados por violación, si la víctima no prueba que hubo violencia, amenaza o coacción.
Francia ha aprobado, hace pocos días, una ley sobre los abusos sexuales y los delitos de violación, que para algunos es una encubierta legalización de la pederastia.
El paso dado por los legisladores franceses no surge de la nada. Es consecuencia de una hoja de ruta planeada de forma sibilina desde hace mucho tiempo; no sólo en Francia, también en otros países. Hace años que el abuso sexual de menores ha ido abriendo telediarios. Hasta ahora como acto criminal y denunciable. Lógico, primero se crea el escenario, luego viene la crítica, después el debate y por último la legitimidad. Lo resumo, por hacerlo simple; pero en el fondo es más complicado: quien quiera profundizar en ello puede leer el artículo que escribí acerca de La ventana de Overton.
En muchas ocasiones nos parece que las cosas suceden de golpe. Que los procesos se completan en escaso tiempo. Estamos equivocados, nada ocurre porque sí. Todo lo que acontece es consecuencia de una adecuada elaboración, aunque produzca en nosotros la sensación de inmediatez. Nuestra memoria es excesivamente temporal y le cuesta mucho situar los hechos en el tiempo. Todo parece que sucedió ayer, y sin embargo viene de lejos.
En 1978 la emisora France Culture emitía un debate a tres en el que participaba el activista LGTB francés Guy Hocquenghem, quien, entre otras cosas, manifestaba: “Hace meses lanzamos una petición que exigía revocar aquellos artículos de la legislación que castigan las relaciones sexuales entre adultos y menores por debajo de quince años (…) Fue firmada por muchas personas pertenecientes a todo el abanico político.” Quien quiera acceder al debate completo lo puede hacer desde esta página.
...ante un auditorio entregado, disertó acerca de las bondades de la pedofilia, tal que se debería normalizar como una "orientación sexual natural”.
Con todo, los medios de comunicación de masas siguen escondiendo la realidad sobre estos desviados. No son cuatro, son muchos más. Forman un potente lobby, que al igual que otros, pretende que sus maldades queden impunes. En Canadá, país que lidera la ideología de género, se dio el caso de un adulto, transexual, que, al proclamarse niña de seis años, fue adoptado por una pareja cuya hija de siete manifestó: me llevo muy bien con mi nueva hermanita. ¡Ahí es nada! En Holanda, país progresista, y avanzado en nuevas culturas como la de la muerte, se ha legalizado a un partido político que defiende la pederastia. En Wikipedia se puede encontrar algo que llaman: movimiento activista pedófilo. Son sólo ejemplos.
Si a algún lector le extraña lo de Canadá, le invito a que busque en Internet. También encontrará noticias acerca de la opinión que dieron unos expertos psicólogos en una sesión de la Cámara de los Comunes canadiense acerca de la pedofilia: “…se trata de una orientación sexual comparable a la homosexualidad o a la heterosexualidad”. Bueno, de esta última dejo el enlace a la sesión.
De momento, claro está, ningún gobierno del mundo asumirá el coste de legalizar de iure la pederastia. Por ahora todos la rechazarán, pero de facto irán debilitando las leyes que la persiguen, y la pedofilia se normalizará. Aún se necesita tiempo para adiestrar las conciencias. Sólo eso, tiempo.
Aquello que inicialmente era inconcebible para la mayoría de la gente, terminará legalizándose. Por ello debemos seguir en guardia; no relajarnos.
Mientras tanto se van creando asociaciones de “célibes” y “probos” pedófilos, y algunos medios publicitan sus declaraciones: “no representamos ningún problema para los niños en absoluto”. Asimismo, se les presenta como víctimas de la sociedad. Es el caso de la profesora de Derecho en la Rutgers School, Margo Kaplan, quien en un peculiar artículo en el New York Time, titulaba: "La pedofilia es un desorden, no un crimen." También las universidades, esos centros del saber, se prestan para hacer apología. Recientemente, la Universidad Julius Maximilians de Würzburg en Alemania, de la mano de la tendenciosa organización TDEx, cedió su espacio a una jovencita llamada Mirjam Heine. Esta, ante un auditorio entregado, disertó acerca de las bondades de la pedofilia, tal que se debería normalizar como una "orientación sexual natural”. El video, que ha generado una inmensa cantidad de críticas, aún puede verse en YouTube.
Pero no nos engañemos, estamos al comienzo de un proceso que algunos sabemos cómo acaba en su último estadio: de lo popular a lo político. Aquello que inicialmente era inconcebible para la mayoría de la gente, terminará legalizándose. Por ello debemos seguir en guardia; no relajarnos. No importa si visten sotana o chilaba, si llevan traje o van en mangas de camisa, si usan gorra o turbante, si son solteros o casados, si tienen una o decenas de mujeres. Seáis quienes seáis: dejad a los niños en paz, ¡malditos! Porque está escrito: ¡Ay de aquel que escandalice a uno de estos pequeños inocentes! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar.
Saludos.
T.McARRON