YO ME REBELO
Yo me rebelo, podría ser el título de esta carta que un hijo remite a su padre. Tachar a todos los jóvenes de inanes es injusto. No se puede juzgarlos con el mismo rasero. Cierto que muchos son meras esfinges andantes, pero también hay una porción importante de la juventud que utiliza la razón y se la juega. Y como creo en estos últimos, es por lo que veo viable y plausible una carta como esta.
Leo limiste
CARTA ABIERTA DE UN HIJO A SU PADRE.
«Papá, más de una vez me has llamado rebelde. Llevas razón, soy un rebelde, como tú lo fuiste en tus años jóvenes. De lo tuyo ya me hablaste. Por ello, quiero explicarte por qué y para qué me rebelo yo. Me rebelo contra aquello que traiciona los principios que me inculcaste. Contra actos que soslayan el sentido común. Y, como bien me enseñaste, contra todo aquello a lo que no se encuentra una explicación racional. Porque como siempre dijiste, el mundo que dejes debe ser mejor que el que viviste. Te contaré algunas cosas.
«Yo me rebelo contra el uso de la mascarilla. No sólo por el hecho de que seamos el único país del mundo en el que se obliga a llevarla puesta, aunque sean espacios al aire libre. También lo hago porque quiero respirar el aire, sin obstáculos, y no correr el riesgo de tener una enfermedad pulmonar en el futuro. Además, me niego a ponérmela por lo que representa. Sí, papá, vivir con una parte de la cara tapada es una forma de distanciamiento social. Es, a su vez, un distintivo de sumisión hacia quien obliga a ponértela. La mascarilla se está convirtiendo en una forma de marcar al disidente, más sibilina, pero igual de maléfica y eficaz como lo fue la estrella de David en Alemania. Una forma de acabar con el bien más preciado que tiene el hombre: la libertad. Y, papá, créeme no estoy dispuesto a permitir eso.
Papá, entiendo tu actitud y tu conformidad con lo que ves y oyes. Deja que seamos los jóvenes los que demos la batalla e intentemos ganar esta guerra.
«Yo me rebelo contra un sistema que pretende acabar con el dinero físico, como preámbulo del fin de la propiedad privada. Contra un sistema que me obliga a dejar huella de todo lo que compro y vendo. Si, porque el dinero es fruto de nuestro trabajo y nadie tiene derecho a saber qué haces con él. Si, porque me engañan cuando me dicen que eso se hace por mi seguridad y para mi comodidad. En lo que llevo vivido, que es mucho menos que tú, siempre he percibido que el poder no es altruista. No, todo aquello que ofrece tiene un precio. Y ese precio está siempre relacionado con la libertad. A cambio de un poquito de ella él te ofrece algo “maravilloso”. Pero lo cierto es que la ciudadanía siempre sale perdiendo.
«Yo me rebelo contra esto que aquí siguen llamando pandemia. Porque no tengo nada claro que esto haya sido eso, y porque creo que los virus no son selectivos. Porque no es normal que un país como España haya sido, en forma relativa, el país del mundo con mayor cifra de muertos. La inmensa mayoría de estos, producto del abandono que sufrieron nuestros ancianos. Y cuando las cosas no son normales y nadie te da una razón convincente de ello, es que hay algo escondido. Puede que se trate de ineptitud, pero si así fuese, lo lógico es que el responsable pagase por sus errores, cosa que a estas alturas no ha ocurrido. Ello me lleva a pensar que el inepto tiene las espaldas muy bien cubiertas, o bien que los motivos sean de otra índole. Hoy solo me parece clara una cosa: nos mintieron y siguen haciéndolo. Papá, entiendo tu actitud ante todo este desaguisado y, en algunos casos, tu conformidad con lo que ves y oyes. No te preocupes, esta no es tu guerra. Déjanos a los jóvenes que seamos nosotros los que demos la batalla e intentemos ganarla.
El miedo agazapa las mentes y crea súbditos.
«Yo me rebelo contra unos políticos que, además de actuar sin criterio en los momentos álgidos del trance sanitario, han llevado a nuestro país a la mayor crisis económica de los últimos 60 años. Unos gobernantes cegados por el poder a los que no les ha importado mentir una y mil veces. También lo hago contra aquellos otros políticos que, sin ser responsables de las decisiones tomadas, han permitido con su silencio toda la tropelía que se nos impuso. Y, en general, contra los medios de comunicación que, a sabiendas de que lo hacían, nos mintieron y ocultaron la verdad.
«Yo me rebelo contra esa ansiada vacuna, porque esta no será la solución, sino el problema. ¿Sabes por qué digo esto papá? Lo digo por dos razones. La primera, porque el tiempo que se precisa para crear una vacuna nueva, con todas las garantías, es de al menos tres años. Salvo que uno sea mal pensado y llegue a la conclusión de que ya la tienen desarrollada; sí, al mismo tiempo que el virus. Segundo, porque no podemos pasar tanto tiempo con el miedo en el cuerpo. El miedo agazapa las mentes y crea súbditos.
«Yo me rebelo contra la implantación de la red 5G. Y lo hago, no porque esté en contra de la tecnología, sino porque no existen pruebas que indiquen su inocuidad sobre la salud pública. Una banda de frecuencia que ha sido utilizada para dispersar manifestaciones. Una red de uso militar que se quiere implantar a nivel civil en todo el mundo, con múltiples antenas repetidoras en todas las ciudades. Todo ello sin tener en cuenta los efectos que esta frecuencia puede tener en las personas cercanas a los focos de emisión.
«Un abrazo muy fuerte.
Tu hijo.»