Hola:
Iba a dedicar por completo este artículo a la mamarrachada llevada a cabo, hace un par de días, por los hombres y mujeres de esta izquierda que ellos llaman plural. Una vez más, parte de nuestros representantes en la Cámara de Estrasburgo, eurodiputados ellos, se comportaron como feroces enemigos del país al cual, por promesa o a saber por qué, deberían representar y defender.
Su ausencia durante el primer discurso que el Jefe del Estado dirigía a la Cámara es un acto, bajo mi punto de vista, torpe y ruin que retrata a sus promotores. ¡Una alborotada silba y un sobresaliente a la majadería para el cenutrio que tomara la decisión!. Su proceder demuestra, además de estolidez, una falta total de educación.
¡Una alborotada silba y un sobresaliente a la majadería para el cenutrio que tomara la decisión!
Pero mira por donde, el término cenutrio pudiera estar mal aplicado cuando va dirigido a una fémina o a una cosa. El dilema nace al consultar el diccionario. Comoquiera que el grupo de representantes está compuesto por ambos sexos, tal vez la palabra cenutrio no sea acorde gramaticalmente. Ello me lleva a dejar de lado la idea inicial y volcarme en el dichoso epíteto. Al fin y al cabo, me pregunto: ¿merece la pena que dedique algo más de mi tiempo a estos sujetos? Pues, no.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua, define el vocablo cenutrio como: m. Hombre lerdo, zoquete, estúpido.
Aquí, pienso yo, que los señores académicos se han marcado un embolado. Bajo esta definición sólo el hombre estúpido puede calificarse también como cenutrio. La mujer, que a su vez es candidata a padecer la idiotez, no debe ser conceptuada como cenutrio, por ser mujer, ni cenutria, al no tener admitida la RAE esta voz.
Claro, alguien puede pensar que sólo hace referencia al hombre cuando refiere lerdo, y que tanto zoquete como estúpido eximen esa referencia. Pudiera ser, pero surge la duda.
También cabe otra explicación, que la referencia a hombre sea genérica e incluya ambos géneros. Pudiera ser, pero la incertidumbre brota.
La mujer, que a su vez es candidata a padecer la idiotez, no debe ser conceptuada como cenutrio, por ser mujer, ni cenutria, al no tener admitida la RAE esta voz
Es curioso observar el progreso de nuestra Academia; cuanto menos llama la atención. Si uno consulta ediciones anteriores del diccionario de la RAE, en mi caso la edición vigésimo primera de 1992, en papel, percibe que la modificación introducida, aunque simple, es de calado. Dice la citada edición: “Cenutrio. m. Lerdo, zoquete, estúpido”. Se observa la omisión de “hombre”; a mi entender más permisiva que la actual.
Cierto que en ambas ediciones, tanto en la antigua como en la moderna, la voz es masculina y en una y otra se excluye la adopción de género femenino. Pero, no resultaba prohibitivo usar por ejemplo: “La cenutrio de Fulana contemplaba su dedo en el espejo”.
El cambio se produjo en la edición XXII (vigesimosegunda) de 2001. Desconozco si la actual edición 23 mantiene la definición en los mismos términos, ya que no dispongo de su versión en papel y su consulta online no está disponible todavía.
Uno que es mal pensado, y que muchas veces se equivoca, tiende a ver la siniestra mano hasta en temas menores como este. Tal vez, mi imaginación alcanza cimas borrascosas. Quizás.
Las lenguas evolucionan o están muertas. Pero el avance no debe ser artificial, ha de ser propuesto por el conjunto de la sociedad que con nuevos hábitos las van cambiando y adaptando al momento
Por supuesto no está en mi ánimo negar la evolución del lenguaje. Nada más lejos. Las lenguas evolucionan o están muertas. Pero el avance no debe ser artificial, ha de ser propuesto por el conjunto de la sociedad que con nuevos hábitos las van cambiando y adaptando al momento. A la vez que se asumen nuevas palabras, se añaden significados, se guardan voces y se olvidan locuciones.
Cuando me refiero al avance artificial lo hago pensando en determinados sectores que influencian de manera aviesa en la semántica, aprovechándose de los medios de comunicación sobre los que ejercen poder.
Lo anteriormente manifestado es factible de comprobación. Para ello y a modo de ejemplo: progenitor A y B, para obviar a padre y a madre; proceso de paz, cuando no hay guerra; colaterales, para menguar los daños de guerra como si se tratara de los efectos secundarios de un medicamento; hecho diferencial, como negación de la semejanza; interrupción voluntaria del embarazo, para sustituir el vocablo aborto; escasez económica, evitando nombrar pobreza; y… muchos ejemplos más, que seguro conocéis y que ahorro a vuestra paciencia.
Me gustaría finalizar poniendo una guinda de humor. ¿Cuántas veces hemos oído la palabra género atribuida a las personas? Pues no nos extrañe en un futuro que se hable del sexo de las palabras.
En fin, poco puedo añadir yo a lo que Orwell auguró hace casi 70 años.
Saludos.
T.McARRON