El próximo domingo día 13 están convocadas a las urnas las gentes de Castilla y León. Desde el año 1983 sólo han gobernado PSOE, primera legislatura, y PP, antes AP. O sea, durante 39 años la región ha estado en manos de los mismos que han mandado en España. Desde aquellas ilusionantes elecciones de mayo de 1983 que acabaron en victoria socialista, con Demetrio Madrid al frente, hasta las últimas de 2019, con el popular Mañueco como presidente de la Junta.
Visto esto con perspectiva, y si se compara con otras regiones de España, se puede aseverar que a los castellanos y leoneses no les ha ido bien ni con unos ni con otros. La región sigue a la cola de lo malo, y mucho peor en lo que se refiere a demografía. El vasto territorio de la vieja Castilla se ha despoblado. Y cuando un territorio se despuebla es que sus dirigentes lo han hecho muy, pero que muy mal.
Aunque no vivo en esa tierra me une a ella el lazo umbilical. Allí vine. Por tanto, lo que suceda ahí me importa, y mucho. Por ello, me hubiera gustado ver que esos pequeños y bonitos pueblos de la meseta crecían. Me hubiera gustado ver que sus gentes no tenían que marchar en busca de otro lugar donde trabajar y salir adelante. Me ha penado observar cómo gobierno tras gobierno se les coartaba a sus habitantes los servicios básicos, por ejemplo: sanitario, transporte y comunicación. A estas alturas de la película, la región dispone de prácticamente los mismos hospitales que hace 50 años. Una vergüenza, que de no haber sido por las “residencias franquistas” convertiría a la región en la cruel y dramática estampa de un erial sanitario. Hoy día, infinidad de pueblos carecen de médico y de maestro propio. Así, personas que contribuyeron a levantar no sólo la región sino España quedan al albur de la santa Providencia.
Castilla y León se ha convertido en la región europea con menor densidad de población y con menos potencial económico.
El problema se ha hecho tan grande que dudo que tenga solución a corto plazo. Eso que los políticos de salón llaman la España vaciada no es más que pura retórica artificial, con la que tratan de esconder su ineptitud. ¡Qué jeta la suya, cómo si el problema no fuera con ellos! Que sepan que ellos son los culpables de haber llegado hasta donde se ha llegado. Gracias a su mal hacer Castilla y León se ha convertido en la región europea con menor densidad de población y con menos potencial económico. Dicho de otra manera, la que menos futuro tiene.
Hasta hace bien poco el cartel electoral ofrecía pocas opciones a los castellanos-leoneses. En una región fuertemente anclada al concepto de España no cabía, en buena lógica, otra alternativa que no fuera la nacional. Los dos grandes partidos, PP y PSOE, se han disputado el voto ciudadano. Así, con pequeñas excepciones de grupos minúsculos que por otro lado poco o nada aportan como solución, dada su insignificancia a nivel del Estado, los dos mamuts han campado a sus anchas. Para ti Castilla-León, para mí Andalucía. Ese fue el pacto bajo mano, y en penumbras, añado yo. Ahora las cosas parecen cambiar.
Este domingo, los castellanos y leoneses deben perder el miedo.
Este domingo, los castellanos y leoneses deben perder el miedo. Ese miedo que viene dado por el desconocimiento del futuro. Deben ser conscientes de que no siempre es válido ese refrán castellano que dice: “vale más malo conocido que bueno por conocer”. Hay veces en las que es necesario abordar nuevos senderos, entre otras cosas, porque ya sabe uno dónde te lleva el camino conocido. La gente de Castilla y de León es gente sabia. Y lo es porque la sabiduría la dan los años, y ahí hay mucha gente de edad. No se enfade la gente joven, que también la hay, porque ellos, con mayor nivel de estudios, teniendo en quien fijarse y de quien aprender, deben ser, a su vez, gente lúcida.
Gente de Castilla, gente de León: levantaos contra aquellos que durante casi 40 años os han hecho promesas que luego no han cumplido. Levantaos contra esos políticos que os han tratado como ciudadanos de segunda; contra quienes han permitido que vuestras cunas se pudrieran por falta de mantenimiento. Mandarlos a paseo y apostad por otros. Tenéis muy poco que perder, porque os han quitado casi todo.
Leo Limiste
