EL 2 DE MAYO DE 1808

2 de mayo de 1808

Inicio de la Guerra de la Independencia

 

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Tal día como hoy, hace 208 años, se levantaba el pueblo de Madrid contra la dominación napoleónica. Una vez más fue el pueblo el que tuvo la voluntad de poner coto a una invasión, que había tenido, cuando menos, la benevolencia y complacencia del poder establecido.


El año anterior Manuel Godoy, valido de Carlos IV, accede a las pretensiones de Napoleón y ambos acuerdan la invasión franco-española de Portugal, aliado de Inglaterra, por haberse negado a cumplir el bloqueo continental que Francia propugnó contra esta última. Luego, una vez conquistado el territorio luso, se partiría en tres reinos, uno de los cuales pasaría a manos de Godoy. El acuerdo que se conoce como Tratado de Fontainebleau, se firmó en la ciudad francesa del mismo nombre el 27 de octubre de 1807.


Tras el acuerdo, en noviembre, empiezan a entrar en España los primeros soldados franceses. Lo hacen bajo el auspicio del Tratado, la displicencia de la gente y el apoyo y beneplácito del gobierno encabezado por Godoy, Duque de la Alcudia y de Sueca y Príncipe de la Paz. Curioso apodo el de la “paz” que distintos personajes de nuestra historia han vaciado de contenido, bien por atribuírselo sin mérito como sobrenombre, bien por proclamarla en exceso con ánimo manipulador.


Pero la idea final de Napoleón no era tanto la conquista de Portugal. En su mente planeaba la invasión de España para poner al frente de la Corona a su hermano mayor José. De hecho su ejército no sólo entra por Bayona en dirección a la capital del reino, sino que también lo hace por el este y se aposenta en Figueras, Barcelona, Zaragoza, Pamplona, Madrid y de ahí va adentrándose hacia el sur, primero Sevilla y luego Cádiz. Un ejército de más de 65.000 hombres que poco a poco se van apoderando de lugares estratégicos y de las principales vías de comunicación.


El pueblo llano, a diferencia de otros estamentos de la sociedad de entonces, no aceptó nunca la presencia de los franceses, jamás se fio de ellos, se mantuvo hostil a su presencia y pregonó siempre el abandono de las tropas invasoras. Como contrapartida, la llamada “intelectualidad” de la época, los enciclopédicos españoles, conocidos como afrancesados, propagaban los beneficios de la evolución, producto de una revolución, que era necesario implantar en España, así como las bondades de unos aliados dispuestos a colaborar en cuanto fuese necesario.


Los hechos del 2 de mayo de 1808 suponen el punto de arranque en la guerra contra los franceses. Fue la chispa necesaria que iniciaría el fuego de la resistencia contra el opresor, que posteriormente se convertiría en el incendio que haría huir al invasor.
Los madrileños hastiados de protestas populares, represiones napoleónicas e intrigas palaciegas agotan la paciencia y estallan contra Napoleón. Multitud de personas claman libertad y salen a la calle portando todo tipo de utensilios, a modo de rudimentarias armas, con las que hacer frente al ejército francés.


La rebelión se lleva a cabo de forma popular, sin apoyo de los militares españoles que tenían orden de permanecer impasibles y acuartelados.  Según cuenta el escritor e historiador  Martínez Laínez: “El  ejército español estaba a las órdenes de la Corona, que en esos momentos se hallaba entregada a la voluntad de Napoleón. Las órdenes eran tajantes; había que colaborar con los franceses y no participar en los combates”.


Sólo los capitanes Luis Daoíz Torres y Pedro Velarde Santillán deciden apoyar la rebelión y junto a un puñado de artilleros y soldados del Palacio de Monteleón hacen frente a los franceses, que les multiplican en número y armas. La resistencia al avance imperial se hace más fuerte de lo esperado. La Puerta de Toledo, la Puerta del Sol y la artillería de Monteleón se convierten en focos de resistencia que hacen que el mando del ejército francés tenga que tomar medidas de cerco a la ciudad.


En su libro “Dos de Mayo de 1808. El grito de una nación”, el historiador Arsenio García Fuertes  escribe: “A las puertas de Monteleón, la muchedumbre se arremolinaba. La llegada de los fusileros de Estado con Velarde había animado a todos los presentes a vitorearlos”. Por su parte Martínez Laínez, añade: “Las fuerzas españolas eran unos 5.000 hombres, en su mayoría acuartelados fuera de la ciudad, y los franceses unos 40.000, situados en el casco urbano y alrededores”.


La lucha desigual fue infernal y al final los franceses se hicieron con la victoria. Las bajas de estos supusieron unos 1.000 hombres, mientras que el número de españoles que perdieron la vida fue mucho mayor. A ello cabe añadir las pérdidas producidas por la posterior represión llevada a cabo por los franceses, una vez finalizada la resistencia.
A pesar de ello, el 2 de mayo significó el alzamiento de España contra Napoleón. Ya nada sería igual y cuando el suceso trascendió al resto de la nación toda las demás provincias se levantaron en armas. Había comenzado la Guerra de la Independencia.


Los hechos del 2 de Mayo los describe Pérez Galdós con su genial maestría en la tercera entrega de los Episodios Nacionales, El 19 de Marzo y el 2 de Mayo: “La lucha, mejor dicho, la carnicería era espantosa en la Puerta del Sol. (…) Ustedes no pueden figurarse cómo eran aquellos combates parciales. Mientras desde las ventanas y desde la calle se les hacía fuego, los manolos les atacaban navaja en mano, y las mujeres clavaban sus dedos en la cabeza del caballo, o saltaban, asiendo por los brazos al jinete. Este recibía auxilio, y al instante acudían dos, tres, diez, veinte, que eran atacados de la misma manera, y se formaba una confusión, una mescolanza horrible y sangrienta que no se puede pintar. Los caballos vencían al fin y avanzaban al galope, y cuando la multitud encontrándose libre se extendía hacia la Puerta del Sol, una lluvia de metralla le cerraba el paso. (…) El combate llegaba a un extremo de desesperación; y la artillería enemiga avanzó hacia nosotros. Animados por Daoíz, los heroicos paisanos pudieron rechazar por última vez la infantería francesa que se destacaba en pequeños pelotones de la fuerza enemiga”.


¡Bravo! Siempre bravo por aquellos héroes que lucharon por España y la libertad.


Saludos.


T.McARRON 

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