Hola:

Un par de días atrás, fijó mi atención una noticia que rezaba así: “Los cinco hijos de Jose María Pemán demandan a la concejal de IU que llamó 'asesino fascista' al escritor” http://www.periodistadigital.com/

Al margen de que el becario olvidase la tilde, la nota refleja, a mi entender, algo que ya no abunda: el sentido del honor. Un honor defendido por aquellos, que deben, en nombre de quien ya no lo puede hacer.

El tiempo ha ido debilitando este sentimiento que debería ser innato al ser humano, no al no racional. Un sentimiento asfixiado por el mal entendido “buenismo”, que propone poner la otra mejilla, siempre de otro, para evitar un mal que al final será mayor. Parafraseando al mejicano Joaquín A. Peñalosa, el verdadero honor no está en la virtud del poder y de la fuerza, sino en el corazón, fin eterno de todos los pensamientos de los hombres.

Los últimos vestigios del honor se cercenaron al acabar con el zaherido servicio militar obligatorio, si bien quedaba ya poca probidad en sus postreros momentos. La popular objeción de conciencia fue la encargada de realizar el trabajo sucio, que iba aniquilando los valores morales de una sociedad dispuesta a sucumbir. Hoy, me atrevo a pensar, tener sentido del honor no es políticamente correcto.

Cambiando el soplo para aligerar tensiones e inyectar gota bufa al vaso, os dejo otra noticia llamativa por extravagante y agreste: “Finge estar en coma durante más de dos años para evitar ir a la cárcel” http://www.abc.es/sociedad/20150827/abci-coma-finge-anos-carcel-201508271208.html Este amante de lo ajeno seguro que no conoce lo que es el honor. En cualquier caso, mira que hay que ser retorcido y siniestro.

¡Vaya! Se acaba agosto. Un mes que me ha permitido alimentar el espíritu, tal vez, como ningún otro agosto pasado.

Saludos.

T.McARRON