EL DANIEL BLAKE DE LOACH Y EL BOND DE ROGER MOORE

Daniel Blake - Roger Moore


Del cine de denuncia y del de aventuras.

 

Hola:


Hoy voy a hablar de cine, de una película en particular, y de un actor y una saga en general; todo ello de raíz británica. Lo avanzo como simple aviso para quienes quieran dedicar su tiempo a otra cosa. Empezaré por lo primero.

 


El cine de denuncia social


Hace un par de semanas tuve la ocasión de visionar una película; de manera casual e inesperada, sin referencia alguna. Me refiero al filme inglés “I, Daniel Blake”, cuyo personal título no me sonaba de nada y de no haber sabido quién la dirigía probablemente no la hubiera visto. Con el cine inglés me pasa lo mismo que con el francés. No soy fan de ninguno de ellos. Hace tiempo que ambos dejaron de fascinarme. No obstante, todavía sigue latente el buen hacer de antaño y cada cierto tiempo aparece alguna película que te encandila.


Rodada en 2016, “Yo, Daniel Blake“, fue dirigida por el longevo Ken Loach, lo que en gran medida apunta la dirección hacia la que se dirige la cinta. Sus principales intérpretes son Dave Johns y Hayley Squires, quienes consiguen dar credibilidad a sus respectivos papeles de manera notable.


La película gira alrededor de un hombre de 59 años, carpintero de profesión, que por primera vez en su vida se ve obligado a recurrir a la  ayuda social. Recién operado del corazón, y no apto aún para el trabajo según su cardiólogo, se enfrenta a una burocracia inmutable frente a los problemas de las personas, a las que trata de manera indiferente, sin tener en cuenta su peculiaridad individual. Da igual la edad, tener hijos o no, ser tuerto o tartamudo, capaz o incapaz, listo o tonto. Todo se trata con la indiferencia que  proporciona la máquina a la que se debe el seudo-funcionario de turno.


Pero, la crítica que Loach hace del sistema social del Reino Unido no se queda ahí, va más lejos. Ha querido dejar patente la dejación que el Estado hace de lo social


Pero, la crítica que Loach hace del sistema social del Reino Unido no se queda ahí, va más lejos. De tal forma, ha querido dejar patente la dejación que el Estado hace de lo social, encargando su gerencia al sector privado que en buena lógica lo hará pensando en su propio beneficio y no en el de la colectividad. Una severa crítica al fondo y a la forma de cómo el gobierno británico aborda la asistencia social en la actualidad. Algo que me temo no es exclusivo de la Isla, sino que por desgracia alcanza ya al resto de países europeos. De hecho somos muchos, con décadas a nuestras espaldas, los que vamos percibiendo como se oxidan los puntales de aquella sociedad de bienestar que cimentaron nuestros padres.


Ken Loach es un director británico con un amplio trabajo tanto a nivel televisivo como cinematográfico. Desde 1964 la mayoría de sus películas se han caracterizado siempre por su realismo social. Su militancia izquierdista junto a sus devaneos trotskistas de juventud le han convertido en un controvertido director, al que, en mayor o menor medida, tanto derechas e izquierdas odian y precian por igual. Y es que todo su cine viene impregnado con un mensaje social, cuyo objetivo es la reflexión. Podría decirse que, punzando el corazón, trata de agitar la conciencia y la razón del espectador.
Personalmente, pienso que Loach tiene trabajos óptimos y otros que dejan que desear. De lo que he visto de él me quedo con “Yo, Daniel Blake“ (2016), “El viento que agita la cebada” (2006) y “Mi nombre es Joe” (1998).


Alguien puede pensar que el cine es divertimento y que este tipo de películas no son las ideales para ver en una sala oscura. Puede que estén en lo cierto; en parte pienso igual y no discutiré sus argumentos. Sin embargo, hoy día, más que nunca, es necesario despertar conciencias que están dormidas y espolear aquellas otras que, apoltronadas en una vida vacua, llena de derechos, precisan sudar su mente y desempolvar sus obligaciones.


 

El cine de aventuras y espías


Hace una semana falleció el actor inglés Roger Moore. De su amplia y dilatada carrera profesional destacan principalmente la serie de televisión “El Santo”, allá en la década de los ’60 y, cinematográficamente, su papel como agente 007 en la franquicia Bond, desde 1973 a 1985. Doce años al servicio de su “Graciosa Majestad”, que hacen de Moore el actor que durante más tiempo y de forma seguida más veces ha interpretado a James Bond¹.


Supongo que a quienes les gusta el cine de aventuras, de entretenimiento en líneas generales, les debe agradar la saga “Bond”. Sospecho también que cada uno tendrá sus preferencias en relación con las películas de la serie y los actores que, a través del tiempo, han ido interpretando al personaje. A mí, no me importa decirlo, el actor que más me ha hecho disfrutar al héroe ha sido el fallecido Moore.


Moore empezaba con buen pie la nueva etapa Bond. Su primera cinta, “Live and Let Die” (1973) -estrenada en España como “Vive y deja morir”-, fue un éxito de taquilla. En ella el villano fatuo de anteriores filmes se transforma en un cruel narcotraficante. Algo muy adecuado al momento,  donde las drogas duras empezaban a convertirse en algo común para la sociedad.


Supongo que a quienes les gusta el cine de aventuras, les debe agradar la saga “Bond”.  A mí, no me importa decirlo, el actor que más me ha hecho disfrutar al héroe ha sido el fallecido Moore.


A esta primera le siguió “El hombre de la pistola de oro” (1974), la más floja bajo mi punto de vista, tal vez por su pueril y poco creíble guion. Luego “La espía que me amó” (1977), magnífico guion, intriga, exotismo, aventura, persecuciones y primera aparición del "tiburón" Richard Kiel. “Moonraker” (1979),  entretenida, con destacables escenas de acción y un poco extravagante por su toque espacial. “Sólo para sus ojos” (1981), trepidante, frenética, tal vez el mejor Bond de Moore en una de las mejores películas de toda la saga, con todos los ingredientes que se esperan en este tipo de películas. “Octopussy” (1983), otra buena entrega que la crítica no valoró en su justa medida, pero que gustó al público; con disfraz o sin él, Bond sigue siendo un irresistible, seductor y flemático caballero inglés que hace de espía. Y por último, “Panorama para matar” (1985), donde Moore aprovecha para despedirse a lo grande y nos deja un excelente Bond, secundado por una maligna e inconmensurable Grace Jones, con extraordinarias y vibrantes secuencias que lo convierten en uno de los mejores 007.


Tal vez para muchos no haya sido un actor de excelencia. Quizá sólo pasará a la historia como un buen actor. Pero, en todo caso, supo dar color al personaje echándole esas gotas de humor necesarias en películas de este tipo de género. También sumó ironía, que lo diferenciaba de la severidad y dureza de su antecesor, y añadió elegancia al personaje, lo que hizo que el nuevo agente con licencia para matar fuera aceptado con buena nota por la mayoría del público del momento.


Saludos.


T.McARRON


¹ Si bien Sean Connery también interpretó siete veces el personaje, lo hizo en etapas diferentes en el tiempo.

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