Publicaba “La Razón”, el pasado 3 de agosto, unas declaraciones de la señora Diaz Ayuso en las que manifestaba que no descartaba implantar un certificado vacunal, «cuando lleguemos a ciertos niveles de vacunación».
Lo cierto es que, al margen del medio que lo publica, estas declaraciones son un atentado a la libertad. Y eso la señora presidenta lo sabe muy bien. De hecho, así lo reconoce al decir: «Lo propusimos el verano pasado y hubo un 'incendio'». Entonces, me pregunto: ¿a santo de qué vuelve otra vez la burra al trigo? Diversas razones me rondan la cabeza, y ninguna tiene que ver con los decesos pandémicos, que dicho de paso no llegan al 2 por mil. Estos datos ya fueron debidamente expuestos en un excelente artículo de T.McARRON, por título “Estudio comparativo de exceso de mortalidad año 2020”.
La señora Diaz Ayuso es un verso suelto dentro del PP de Casado. Y eso lo saben ambos. De ahí los guiños que Ayuso hace a los planes globalistas impuestos a Casado. Unas señales que de vez en cuando suelta la lideresa madrileña como contrapartida a otras actuaciones suyas que no son bien vistas por la cúpula del partido.
La presidente de la Comunidad madrileña es lista como pocos. Ella sabe que muchos de los votantes que lo hicieron a su favor provenían de VOX. Eran, como se suele decir, votos prestados. No es extraño, pues, que vaya tanteando la situación, para al final tomar la decisión menos mala. Y es aquí cuando sus decisiones pueden ser dispares. Recurriendo a sus palabras, si el “incendio” no es lo suficientemente grande, se tomarán las medidas propugnadas por la cúpula, o lo que es igual, las que manda la élite globalista. Si por el contrario las “llamas” ponen en riesgo su mando en plaza, doña Isabel se permitirá discrepar de lo que ordene Casado, vendiendo aquello que no restrinja la libertad del madrileño.
Si la gente no protesta, Ayuso impondrá el pasaporte Covid.
A estas alturas, no tengo claro que aquel modificado eslogan de campaña, con la palabra “libertad”, siga presente con todas las consecuencias en la mente de Ayuso. Y no lo creo, porque el lastre popular pesa demasiado sobre sus hombros. Son muchas las presiones que recibe, no sólo por parte del almirantazgo de Génova, sino también de otros barones populares como es el caso del de Galicia o del de Andalucía.
La lucha interna en este PP entre quienes apoyan las tesis globalistas y los que aún amparan la libertad se ha decantado claramente hacía los primeros. El ejemplo dado por su líder en la moción de censura del otoño pasado es clara evidencia del rumbo tomado por el partido. Así que, o se toma ese camino marcado desde las alturas, o bien se pierde cualquier posibilidad de prosperar dentro del grupo. Cayetana bien podía hablar al respecto.
Como he dicho anteriormente, no tengo claro las intenciones de Ayuso respecto al mal llamado “pasaporte Covid”, pero mucho me temo que si la gente no protesta se acabará imponiendo. Y, la verdad, no veo yo al españolito de a pie muy dispuesto para la lucha.
Acabo. Resulta curioso que se llame pasaporte a un documento que restringe la libertad. Hay que reconocer que en esto de la manipulación del lenguaje los mercenarios globalistas son unos maestros. Tengamos cuidado con ello. Bueno, con ello y con sus consecuencias. Cualquier día son capaces de acomodar el término libertad al correccional que nos preparan.
Leo Limiste